El proceso de vuelta al jardín de niños o al colegio es un proceso importante y es fundamental que los padres estén preparados para dicha tarea.
La vuelta de las vacaciones, ¿cómo acompañar a nuestros niños?
Por un momento, piense en la siguiente pregunta: ¿recuerda su primer día en el jardín infantil o su primera vuelta de vacaciones?. Para algunos pueden haber más recuerdos que para otros, pero posiblemente si le menciono sensaciones como “mariposas en el estómago”, “nervios”, “curiosidad”, “vergüenza”, etc., usted pueda identificarse fácilmente con todo eso que nos pasaba cuando, luego de un tiempo maravilloso como lo era el verano, debíamos acudir a un lugar distinto a todo lo vivido hace unos dos/tres meses atrás y comenzar a acostumbrarnos a este entorno que nos acompañará por gran parte de nuestro año. Es, sin duda un momento importante en la vida de nuestros pequeñitos y por lo mismo, lo debe ser también para nosotros los adultos que acompañamos sus pasitos en ese primer día.
Para los niños y niñas que acuden por primera vez al jardín de niños, significa ingresar a un espacio distinto y fuera de su contexto familiar habitual, donde deben separarse momentáneamente de sus papás u otros adultos significativos y deben comenzar a interactuar con otros nuevos adultos y niños. Y si bien es un proceso por el cual todos pasamos, esto no implica que no requiera de nuestro acompañamiento y apoyo. El rol que jugamos en este paso es muy importante y también representa la posibilidad de vivir el ingreso al mundo educativo de nuestros niños con entusiasmo y seguridad, transmitiendo estos mismos conceptos a nuestros pequeñitos.
Por otra parte, aún cuando nuestro hijo o hija ha asistido regularmente al jardín de niños, luego de un período de vacaciones extenso es muy probable que “olvide” casi por completo la rutina que tenía. Resulta relevante entonces considerar el regreso a clases con anticipación y prepararse para ello como si fuera la primera vez, teniendo en mente también las emociones que surgen en el niño o niña y en los demás miembros del grupo familiar respecto del proceso.
¿Qué nos pasa en estos primeros días?
El primer día de clases es un momento importante en cuanto es la primera separación real de niños y niñas con su familia. Por lo mismo es muy esperable que genere sentimientos de ansiedad, tanto para niños como para los adultos.
Entonces, ¿qué podemos encontrar como posibles reacciones?
Entendiendo que cada niño y niña es diferente, podríamos observar diferentes expresiones. Algunos podrían llorar mientras se viste o arregla para ir al jardín. Otros niños se aferran al adulto que los acompaña cuando llega el momento se separarse y otros comienzan a llorar cuando los van a buscar, ya que en ese momento reconocen a las figuras significativas. Suelen aparecer también algunos síntomas físicos como dolor abdominal, de cabeza o náuseas y muchas veces es posible observar en ellos algunas alteraciones en sus hábitos de alimentación o de sueño. En otros, puede surgir un sentimiento ambivalente, es decir, ganas de estar con otros niños pero al mismo tiempo temor a separarse de los padres; querer y no querer quedarse en el jardín.
Todas estas reacciones son esperables en niños y niñas de diferentes edades y suelen disminuir luego de algunos días o semanas, en la medida que la rutina se torna habitual para ellos (y para el grupo familiar) y se van sintiendo más seguros.
Como se dijo anteriormente, cada niño y niña es diferente y por lo mismo la forma de vivir este proceso no es necesariamente comparable con otros. Y como todo proceso de adaptación, puede requerir tiempo variable caso a caso, sin que sea posible definir con anticipación su duración: para algunos es posible que lo hagan con mucha facilidad y otros se demoren incluso meses en adaptarse a la nueva rutina. Lo que si resulta transversal es que el inicio del jardín o del año escolar está lleno de incertidumbres y cada uno de ellos necesita de una presencia cercana de adultos en quienes confían para que los ayuden a enfrentar esta nueva experiencia. Incluso, para niños y niñas que ya han asistido el año anterior al jardín o colegio, iniciar un nuevo período no necesariamente es una tarea fácil. Muchas veces los compañeros o los adultos son personas nuevas, los espacios cambian o se encuentran con nuevas situaciones.
¿Cómo apoyar a los niños y a las niñas en este proceso?
Uno de los aspectos más relevantes al momento de acompañar a niños y niñas en este período es que como adultos seamos especialmente cariñosos, aceptemos lo que sienten, mantengamos una actitud tranquilizadora y un diálogo con él o ella respecto de la experiencia que está por comenzar. Asimismo, entregarles información como donde irán, con quienes van a estar y como es el lugar. Puede ser una buena forma de bajar las ansiedades de niños y niños, presentar la "maestra del jardín" como la persona que lo cuidará y acompañará y a la que puede recurrir si se siente molesto o incómodo por algo o necesita de compañía o cariño.
Acompañarlos implica también que como adultos tengamos una actitud de respeto con sus ritmos personales, logremos identificar nuestras propias ansiedades respecto de la situación y tengamos en cuenta que se trata de un proceso gradual, en el cual es probable que existan algunos retrocesos. Si ellos perciben nuestras dudas y temores no se sentirán seguros para quedarse en el Jardín.
El respeto por los ritmos personales también se relaciona con los vínculos y en ese sentido, el adulto responsable puede servir de “puente” entre el niño/a y la tía, considerando que los vínculos no se construyen de un día para otro. En la misma línea, también los padres pueden comunicar a las “tías del jardín” maneras en que el niño se calma cuando está asustado o angustiado o molesto por algo, ayudándolas a interpretar las reacciones de los niños para poder calmarlos y ayudarlos en momentos difíciles.
A continuación les entregamos algunas recomendaciones para facilitar a niños y niñas este proceso:
- Anticipar al niño o niña que comenzará una nueva etapa. Algunas semanas antes, ir contándole en qué consistirá ir al jardín (va a conocer a otros niños y que luego de un rato un adulto significativo lo irá a buscar para llevarlo(a) a la casa) y si es posible concurrir al lugar juntos para facilitar la familiarización con él. Una vez que ya tenga claro de que se trata, puede ser útil que juntos, les vayan contando a otros familiares acerca de la nueva experiencia.
- Una vez que el niño o niña comienza a ir, es recomendable que la asistencia sea lo más continua posible (ojalá todos los días). Muchas veces frente a la ansiedad de los niños, los padres deciden dejarlo en casa, lo cual no favorece la adaptación a la nueva rutina.
- Permitirle llevar al jardín algún objeto o juguete que les guste durante el primer tiempo. Muchos niños se sienten más seguros con algún objeto familiar el cual les ayuda a sentirse confiados en un espacio menos conocido.
- Acogerlo(a) y mantener la calma cuando manifiesta alguna molestia física, la cual es real para el niño o niña. Es útil además relacionar y normalizar el dolor o molestia con alguna emoción esperable para la situación, como el miedo o la pena.
- Cumplir lo que se le dice. La seguridad es fundamental para niños y niñas, especialmente en este proceso. Con frecuencia para lograr que se tranquilice en el momento, algunos adultos recurren a promesas que no pueden cumplir (por ejemplo: “voy a comprar y vuelvo”), sin embargo él o ella inevitablemente se dará cuenta que lo están engañando, lo cual le generará más inseguridad y desconfianza.
Fuente: Lic. Cecilia Calvo, psicóloga clínica.
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